14.3.10

dale un beso a la ciudad, vale?

Dani esperaba pacientemente a que el muñequito del paso de cebra le diera la gana de cambiar de color. A su alrededor un montón de personas resoplaban como caballos cansados por la tardanza. Pero a él lo mismo le daba, porque estaba muy lejos de allí, estaba pensando en cómo podía cumplir el encargo que le había dicho Anne. Le había sorprendido que lo llamase esta mañana, cuando normalmente lo hacían por cam, ella en el hospital de Zurich y él en su apartamento. Eso le ponía furioso a más no poder, porque era el único contacto que ella le permitía, y aún así seguía poniendo reparos. Por Dios, ni si quiera le había dicho qué maldita enfermedad tenía porque no quería que la buscara en internet. Y sin embargo él debía quedarse con los brazos cruzados viendo cómo empeoraba, viendo cómo los tratamientos hacían desaparecer los preciosos cabellos rubios de Anne, sus hermosas cejas altivas, la larga cortina de pestañas. Ni si quiera le dijo que le estaban dando quimio, lo tuvo que deducir él cuando la vio con un pañuelo azul turquesa a juego con sus enormes ojos intentando ocultar lo que era más que evidente. Era como un macabro juego en el que Dani se empeñaba en adivinar que mierda le pasaba. Pero ella se cerraba en banda, no decía ni una puta palabra al respecto. Y se dedicaba a pedrile favores. De vez en cuando le decía "Hoy tienes que ir al museo, Dani, porfa. Me gustaría mucho que fueses, así a la vuelta me lo describes y será como si hubiese estado allí contigo, ¿qué te parece?", o le pedía que bajase al parque enfrente de casa y se paseara durante un buen rato para que luego subiera y le explicase todas las cosas. Incluso hubo un día o dos que le pidió que se fuera de fiesta, y entre risas le decía que le describiera la resaca. Y Dani iva, allí donde ella le pedía, y se hinchaba hasta explotar de todas las cosas descriptibles que pudiera almacebar, para no perder detalle y contárselo todo, para ver el brillo ilusionado, cada vez más apagado, de sus ojos turquesa, para robar de vez en cuando una sonrisa cansada y pálida. Él quería mucho a Anne. Es más, la amaba. Porque era una chica dinámica, juguetona y suspicaz. Porque amaba todas las cosas con toda la intensidad que se puede sentir, porque siempre iva de un lado a otro como si una erupción de energía se hubiese apoderado de su delgadito cuerpecillo, y amaba también a la ciudad. Con sus cosas grandiosas y las que no lo eran tanto. Con su polución, su contaminación acústica, sus atascos intermianbles. Anne amaba la ciudad, que eran mil facetas diferentes compuestas por tropecientosmil engranages distintos. Y sobretodo amaba a Daniel, que también pertenecía a la ciudad, al ruido, al asfalto. Él decía que realmente no es que le gustase mucho eso, pero ella insistía en que sí. Y no podía llevarle la contraria, jamás había conseguido negarle nada. Por eso hoy se paseaba con la mochila al hombro, saltándose todas las clases de la universidad, para ir besando la ciudad. Anne había dicho "Hoy quiero que le des un beso a la ciudad, Dani. No te preocupes, que ya encontrarás el modo." Y Dani se iva a todos los sitios bonitos que le gustaban a ella y les daba un beso, con todo el amor del mundo, para que no la olvidaran durante su ausencia. Visitó el museo, el pub de la noche, el parque, las calles, saludó a los gatos callejeros y les envió también un beso fugaz.
Al fin el muñeco se tiñó de verde, y la riada de personas que desbordó por las aceras y se desparramó como el líquido de un vaso roto. Él comenzó a caminar, intentando encajar los matices extraños de la llamada de esta mañana, a su vez pensando en más sitios a los que ir, hasta que calló en la cuenta. En el tono cansado, en la voz ligeramente quebrada, en el hecho de que lo llamara por teléfono. En el favor tan extraño que le había pedido, "Dale un beso a la ciudad..." Y comenzó a llorar. Allí parado en mitad del paso de cebra, como si le hubieran clavado los pies a la carretera. Lloró como nunca lo había hecho. Lloró hasta la última pena, hasta que no le quedaron lágrimas ni sollozos que gastar. Lloró porque encajó la útima pieza, la que había estado ignorando todo el día porque no tenía cabida en su cabeza. Lloró como un desconsolado, como a una persona a la que le acaban de arrancar el alma de cuajo. Porque comprendió que todos esos favores eran para demostrarle que aunque ella no estuviera la vida continuaba con los mismos sonidos, los mismos sabores, con las mismas emociones. Con el mismo ritmo. Para demostrarle que no le hacía falta ella para seguir viviendo, porque no era más que un diminuto engranaje en la ciudad, una pieza prescindible.

Entonces comprendió que Anne le mandaba un beso de despedida a la ciudad, pero también a él.
Le pareció muy adecuado que comenzara a llover cuando se fue a casa.



Bueno, no estoy muy convencida de este texto, pero a ver qué os parece...
Y, cómo no, mención especial a esos 34 seguidores.
Un hurra por vosotros, porque el hecho de tener gente con la que compartir me anima mucho.
Mil gracias.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

La vida continuaría, pero no iba ser la misma. No era un engranaje cualquiera. Increíble. muás

Sonia Ruiz dijo...

Oh, que triste. Debió de ser muy duro cuando al fin lo comprendio.

Besos

p.strange dijo...

Gracias a ti por darnos la oportunidad de leerte.

PD: la historia es perfecta.

nira~ dijo...

oh! ya echaba de menos tus largas entradas(en mi opinion claro)
y no te reocupes que el texto es genial, si te digo qe he estado a punto de llorar, no te mentiría, me ha emocionado mucho, y eso que soy la persona mas insensible del mundo (no lloré con titanic, quedó demostrado XD)
y nada, le he puesto algo mas al blog a parte de la nueva plantilla ^^
bueno kiwi-kiwi un beso y sube pronto (con una larga entrada)

Anónimo dijo...

Aunque duela, continua.

Gracias a ti, tontina, por regalarnos textos tan increíbles como este que acabo de leer.

Duna Loves dijo...

qué triste!
pero qué tierno
hacemos cualquier cosa por ver sonreir, aunque sea por última vez, a esa persona que tanto queremos :-)

Doña María dijo...

Pues yo te mando a ti un beso. Porque el texto me ha gustado y para celebrar tu número de seguidores. Espero que siga creciendo.

Anaïs dijo...

Dios me ha encantado...
la forma en la que le das la intriga, el secretismo de ella, el amor de el, y la demostracion de ella acerca de la realidad.


=)

Diane Ross dijo...

Seguro que Dani echa muchisimo de menos, esté donde esté.

Me he emocionado, kiwi... mucho..

Trish dijo...

la chicapez?

quien es?

Nia dijo...

No tengo mucho tiempo >.< Paso por aquí como las balas!! Para decirte que: QUÉ CABECERA TAN KUKI!!!! ¿Lo has dibujado tú??

Trish dijo...

lo borre porque pense actualizar con otra cosa, que ya he subido...

voy a echarle un vistazo a la chicapez!

Hollie A. Deschanel dijo...

Jo, que texto más triste...

¡Beso!

Caramelo helado dijo...

¡Que triste!
Que Dani vaya corriendo y se despida en condiciones de Anne.
:)

light my fire dijo...

me has emocionado.
pobre anne.
pero sobretodo pobre dani.