16.4.10

hambre de invierno

La nieve cae, lenta, resignada a morir en la tierra helada. Cubre poco a poco las infames pisadas que, a ritmo marcial, se alejan con la misma indiferencia que ostentaban al llegar.
En la mañana gris y silenciosa quedan atrás los despojos de los débiles que no se supieron defender, las ruinas de las casas sin espíritu, los suspiros temerosos del viento invernal. La quietud se ha apoderado del lugar, reteniendo el aire, el tiempo y la sangre coagulada.
Y es entonces cuando, repentinamente, el primer grito desgarra la mañana nublada, estremece las ramas desnudas de los árboles, clama con el dolor de la pérdida irreparable desde los profundos abismos del sentimiento roto en mil oscuros pedazos.
El segundo grito sube, agudo y acuchillante, le muestra al cosmos el sufrimiento de su alma fragmentada, todavía inocente, el horror de la sangre fría congelada en sus manos.
El tercer grito conquista el cielo y se expande como las notas finales de un réquiem, dejando entrever a una pequeña criatura condenada antes de que alguien a su lado haga sonar un disparo para, finalmente, devolverle a la calma su legítimo lugar.
Los cuervos revolotean ansiosos, recortando su silueta negra entre los nubarrones de nieve. A o lejos, con retraso, suena un penetrante aullido como única respuesta al dolor acallado que nadie escuchó. Pronto, cuando todo quede frío y quieto, caerán los lobos y junto a los cuervos saciarán su hambre de invierno.
Pues ya no queda nadie que les impida bajar.
En la lejanía un par de botas embarradas pisan las lágrimas de cristal que alguien ha dejado caer, mudo y vano llanto que resbala y se olvida entre la nieve caída y la mañana tranquila.



He leído el post de hoy de Elena, en su blog "Proyecto de Escritora" y qué menos que decir que creo que tiene razón en lo de no abandonar... No es que haya pensado en pirarme del blog ni nada parecido, pero no se, últimamente he visto muchos blogs desolados, como el mío, que se pasa temporadas muerto de hambre, aunque yo siempre acabo volviendo. En parte es por vuestra culpa, pero me alegro de eso. Yo tengo el tiempo ocupado, pero aún así, volveré (parece la frase de una peli de serie B: ¡Pero... Volvereeeeee! Muahahaha...xD) En fin, gente, que paseis todos feliz finde.

7.4.10

de momento solo te quiero por tu cuerpo, nena

Cuando Raoul despertó su casa entera olía a tostadas y mantequilla derretida. Estirándose, extendió la mano hacia el otro lado de la cama, sabiendo que no la encontraría allí, y no pudo menos que sonreir un poquito, todavía medio dormido. Danielle era del tipo de personas que odian levantarse tarde o dormir demasiado. La luz se colaba por la persiana a medio subir, con la suavidad y calidez de un perfecto sol de domingo por la mañana, y jugaba con los colores de las sábanas revueltas a pie de cama. Recordó por qué estaban tiradas en el suelo y terminó de despertarse, con sonrisa de ganas en los labios. Se levantó y se dirigió a la cocina en silencio, notando bajo sus pies desnudos las vetas de la madera.
Se la encontró desayunando desnuda encima de la bancada de mármol, asomada a la ventana que se abría al patio de vecinos. A las siete menos cinco de la mañana, bañada por el brillante resplandor del verano recién amanecido, le pareció la mujer más hermosa que con la que se había topado hasta el momento. Masticaba pensativa una rodaja de pan inundada en mantequilla y de vez en cuando vovía la abeza hacia el cielo, observando las palomas que pasaban revoloteando por allí, como de casualidad. Junto a ella, arrinconados, el salero, un plato con otra tostada más y una taza de café humeante. Él sonrió. Dani siempre prefería la sal. Sal para las tostadas y limón para las heridas de cualquier tipo, tanto propias como ajenas. Bostezando fue a servirse su propia taza de café cuando ella le tendió la suya, con una media sonrisa colgando de los finos labios. La contempló en silencio por encima del borde del vaso: la nuca despejada donde un kanji japonés era protagonista indiscutible de preguntas sin respuesta, los hombros caídos como los de un boxeador, la espalda estrecha de piel bronceada por la que caminaban unas pocas cicatrices incógnita. Un par de tetas pequeñas y turgentes de pezones suaves. Descendió hacia la cintura estilizada, bajó por las caderas recorriendo las largas piernas flexionadas de músculos torneados y se detuvo en los pies menudos e inquietos. Disfrutó explayádose en otras partes de su anatomía ocultas a simple vista que había tenido el placer de conocer y explorar. Danielle le devolvió la mirada con esos ojazos suyos tan negros, tan aterradores como un agujero negro de esos que hay en el espacio, que lo devoran todo al pasar y no dejan nada tras ellos. Cuando te la cruzabas tu subconsciente gritaba ¡cuidado! pero la advertencia se dislovía inevitablemente ante la hermosura casi hipnótica que poseía. Cualquiera hubiera pensado que una mujer con esa mirada era una chica complicada, de las que ni se comprenden ni se dejan comprender por los demás y al final lo embrollan todo y te hacen un lío, pero ella era todo lo contrario a lo que pudieras pensar. Lo convertía todo en algo de lo más sencillo, cualquier acción, motivo o sentimiento lo simplificaba de tal forma que te parecía de lo más natural que fuera así y encima te creías tonto por no haber caído antes en que las cosas se podían mirar desde esa perspectiva. Ella solía decir que de esa manera era más fácil vivir y apreciar el momento. Sonrió con amplitud y dio otro sorbo al café.
-Me pregunto qué diría Gènoveve, la del quinto, si nos viera montándonoslo en el mismo marco de la ventana cuando fuera a tender la ropa.-comentó. Le pasó la taza.
-Seguramente pondría el grito en el cielo escandalizada ante nuestra deplorable actitud, pero se quedaría a mirar cachonda perdida hasta que desapareciéramos. Y después se masturbaría en silencio sin asomo de vergüenza. Tan solo seríamos como una escena de esos vídeos porno que mira de vez en cuando.
Se encogió de hombros, restándole importancia al asunto. Raoul alzó una ceja y rió por lo bajo. Quizá tuviera razón, pero ahora le distraía una nueva idea, la misma que acababa de formular en voz alta como una broma y que en su mente se había convertido en algo más. Ella le dio lo que quedaba del café y se metió a la boca el último trozo de tostada, observando atentamente las curiosas reacciones que estaban teniendo lugar en el cuerpo del hombre. Sonrió ladinamente y él no pudo dejar de devolverle otra grande y pícara. Raoul siempre sonreía grande.
-Espero que no te estés colgando de mí, tío. Eso sería una mierda.-dijo Danielle, mientras bajaba del marmol frío y se frotaba el trasero para hacerlo entrar en calor.
Él dejó la taza en la pileta, lamiéndose un par de gotas despistadas. Entrecerró los ojos de forma juguetona y mintió.
-De momento solo te quiero por tu cuerpo, nena. A si que he pensado que podemos follarnos superficialmente asomados a la ventana...
Fue hacia la mujer con ganas de todo al fondo de sus ojos y ella le correspondió cuando la besó con pasión. Era demasiado tarde como para no colgarse. Danielle fue consciente de ello en el mismo momento en el que él la subía al borde metálico de la ventana abierta y comenzó a amarla casi con desesperación, como un hombre que sabe que tiene algo valioso entre sus manos que no le pertenece en absoluto. Con un suspiro resignado, cerró los ojos y se abandonó al placer.





Ya sabeis, lo mío es fluctuar.
Voy y vengo, vengo y voy... de un lado a otro, inevitable xD Esta vez me estaba escondiendo de las sectas satánicas que han inundado la calle en semana santa. ¿Qué? ¿Que no las habeis visto? Sí, hombre, sí. Ya sabeis, los tipos esos que van de blanco y morado por ahí sueltos, que me han dicho que es una derivación del Ku-Kux Clan o algo así. Un despropósito con procesión y fervientes seguidores. ¿Que qué exagerada soy diciendo que son satánicos? Pues, mira, eso es cuestión de puntos de vista. Porque adorar la imagen de un tío ensartado por lanzas, clavando en una cruz con las tripas fuera o tira tú a saber qué atrocidades más no es que sea muy santo.Yo lo veo más bien de mal gusto y de peli gore, pero... ¿Santo? Aunque, claro, el concepto de santo también varía. Lo que yo diga, cuestón de matices. Pero a mí me daría yuyu ir a rezar ante un instrumento de totura, qué quereis que os diga. Eh, eh, ojo, aquí que cada uno entregue sus ilusiones al salvador que más le plazca, como si quiere convertir a su par de zapatos prefrerido en un mártir mesías venido desde la tercera dimensión. Paz y libertad de pensamiento, que mientras no haya problemas yo a lo mío con mis elefantes rosas y los demás a lo suyo xD
Nada, nada, que me enrrollo como las persianas. Que paseis un genial resto del día.
(y por si acaso... meted el culo en casa, no sea que quede por ahí algún zumbao con capirote... bueno, no me mireis así. yo solo velo por vuestra integridad física...)
Poco a poco iré retomando el ritmo, de modo que un poco de paciencia con este pobre fantasma =)