5.12.09

la chica de las gafas ocuras


El mal de la muchacha de las gafas oscuras no era grave, tenía solo una conjuntivitis de lo más sencilla, que el remedio que le había recetado el médico iba a resolver en poco tiempo. Ya sabe, durante éstos días sólo se tiene que quitar las gafas para dormir, le había dicho. La broma era antigua, seguro que había pasado de generación en generación de oftalmólogos, pero el efecto se repetía siempre, el médico sonreía al decirlo y el paciente al oírlo, y en éste caso valía la pena, pues la muchacha tenía bonitos dientes, y sabía cómo mostrarlos. Por natural misantropía o por excesivas decepciones en la vida, cualquier escéptico común, conocedor de los pormenores de la vida de ésta mujer, insinuaría que la belleza de la sonrisa no pasaba de ser artimaña del oficio, pero sería una afirmación malvada y gratuita, porque aquella sonrisa ya era así en los tiempos, no tan distantes, en los que aquella mujer era una chiquilla, palabra en desuso, cuando el futuro era una carta cerrada y aún estaba por nacer la curiosidad de abrirla. Simplificando, pues, se podría incluir a ésta mujer en la categoría de las llamadas prostitutas, pero la complejidad del entramado de relaciones sociales, tanto diurnas como nocturnas, tanto verticales como horizontales, de la época aquí descrita, aconseja moderar cualquier tendencia a los juicios perentorios, definitivos, manía de la que, por exagerada suficiencia, nunca conseguiremos librarnos. Aunque sea evidente lo mucho que hay de nube en Juno, no es lícito obstinarse en confundir con una diosa griega lo que no pasa de ser una vulgar masa de gotas de agua flotando en la atmósfera. Sin duda ésta mujer va a la cama a cambio de dinero, lo que permitiría, probablemente, y sin más consideraciones, clasificarla como prostituta, pero siendo cierto que sólo va cuando quiere y con quien ella quiere, no es desdeñable la probabilidad de que tal diferencia de derecho deba determinar cautelarmente su exclusión del gremio, entendido como un todo. Ella tiene, como la gente normal, una profesión, y, como la gente normal, aprovecha las horas que le quedan libres para dar algunas alegrías al cuerpo y suficientes satisfacciones a sus necesidades, tanto a las particulares como a las generales. Si no se pretende reducirla a una definición primaria, lo que en definitiva debería decirse de ella, en sentido lato, es que vive como le apetece y, además, saca de ello todo el placer que puede.

Ensayo sobre la ceguera
José Saramago
Imagen: Willow

Demasiados prejuicios.
Al final todos acabamos enlatados en nuestros propios cuerpos.
Una pena.

lamento la ausencia. procuraré pasearme más por aquí. soy una chica ocupada ;)

13 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé como consigues ideas tan buenas para textos tan fantásticos! Eres de los pocos blogs por los que me paso a menudo a leer el mismo escrito varias veces, jaja muchos besos Kiwi :)

p.strange dijo...

No se si te interesará la historia, pero bueno...
"Cómo suegieron este tipo de dibujos en mi vida"...chachan!!!

Un día de esos de decepción, en los que esperas quedar con una persona y luego no aparece porque parece ser que tiene mejores planes que tú...decidí comprarme un libro de arte ( ahogo mis penas en arte, que por lo menos no mata neuronas)...elegí un pack de klimt, con su obra, y un libro adicional de desnudos.
El libro de desnudos se convirtió en mi cuaderno de klimt+p.strange, porque eran páginas y páginas en blanco con alguna que otra tipa recostada en una esquina...empecé utilizando los trazos de las mujeres para hacer dibujos anexos.
Así poco a poco me he picado y quiero terminar el cuaderno entero.

Normalmente hago este tipo de "dibujos rápidos para matar el tiempo" viendo la tele, y a mano alzada, con un boli de "paper mate" que también va la mar de bien (jeje), después los coloreo con rotulador.
Ahora me ha dado por hacer casi todo con puntos, un día me pasé con las pecas de una muchacha y acabó con la cara a puntos.
Y el pelo, es una de mis obsesiones, soy capaz de estar horas dibujando pelos.
Este en concreto está fuera del cuaderno (le arranque el papel de detrás de la cubierta a todas las agendas viejas de mi padre)

En fín, eso es todo.
Cuando queras que te ilustra alguna de tus +quegeniales historias, pásate por pstrangetown.

Saludos de zonster.
!!!

Anónimo dijo...

Me alegra mucho saber que la chica ocupada vuelve a pasarse por aquí.
Estoy totalmente de acuerdo contigo y los prejuicios.

Doña María dijo...

Hay formas de no dejarse enlatar. Mírame a mí. Mírate a tí. Una abuela cascarrabias y un kiwi fantasma. ¿No te parece que estamos fuera de nuestros propios cuerpos?
Un abrazo, chica ocupada.

Diane Ross dijo...

Pues vaya T^T


Saludos de colores =)

PD: No tengo tiempo! Me pasa luego y te escribo algo mejor ¿va? Graaaacias, Kiwi ^^

Isi G. dijo...

Me gusta el texto, mucho mucho^^

Sí, mi nick y el título de mi blog son japoneses, todo viene de una canción llamada Ichirin no hana (mi flor solitaria), que me encanta^^

Besotes, y gracias =D

soystef dijo...

ayyyyyyCH! :Me ecnata tu imagen de tu blog: la de la GRAN mega super-serpiente rara que se asusta con su pequeñisima ya dorable cola :)

Dara dijo...

yo una vez conocí a una chica que llevaba gafas oscuras los días de lluvia.


miausymimos

Anónimo dijo...

fuera prejuicios, bonita :)

Amarilla dijo...

y es que detrás de unas gafas no solo va escondida una mirada, va envuelta en sábanas humedas todo un mundo de lujuria y ambiciones!

Trish dijo...

tengo ganas de leerme ese libro la verdad... aunque ahora mismo tengo una lista tan grande para leer que no doy a basto....

Andreu Romero dijo...

Cierto es. Nos regimos por la apariencia de los demás, como los animales pero a un nivel más retorcido y malicioso. Pero yo creo que también el pensamiento deforma el cuerpo (y eso se puede comprobar en cualquier jefe de empresa): la maldad, la vanidad, la codicia... Todo eso deforma el exterior. A veces los demás lo ven y se previenen. A veces, por desgracia, el exterior engaña.

Palm dijo...

Me gusta mucho el texto :)


un beso.