10.11.09

¿los ves, guille? ¿los sientes?

-¿Qué se supone que es lo que tengo que ver, eh?
-Tienes que fijarte bien, ¿vale? Y tienes que escuchar. Si no los escuchas nunca vas a saber donde se esconden. Y jamás los podrás sentir.- dijo ella, abarcando con un gesto todo lo que había a la vista.
-Ya estoy escuchando, y te juro que no noto nada de diferente. Venga, no ha sido una buena idea venir aquí. Vámonos.
-¿Le tienes miedo al cementerio, Guille? ¡Le tienes miedo, le tienes miedo!
-¡Que no, Pecas! Yo soy muy valiente. No le tengo miedo a nada.- exclamó Guille.
Erin se movía entre las tumbas, cantando bajito, y entonces a él le pareció la niña más guapa del mundo entero. Tenía el pelo más rojo que su mejor rotulador y los ojos tan verdes que a veces los comparaba con el anillo de pequeñas piedras que tenía su mamá guardado en una caja. Y pecas. Pecas por todas partes, en la cara, en los hombros, en los antebrazos. De un tono clarito que iba muy bien con su pelo. Guille creía que sus pecas ivan y venían como les daba la gana, porque cuando tomaba el sol había más y cuando llegaba el invierno y todos se abrigaban, parecía que no tenía tantas. Se dijo entonces que es que a lo mejor a las pecas les gutaba tomar el sol, y por eso se agolpaban todas en verano. Imaginárselas peleando por un sitio en la bonita cara de Erin como cuando él iva a la playa con su familia le hizo sonreir grande. Al otro lado de las tumbas ella también sonrió. Un repentino golpe de aire agitó la hierva, su bufanda y las ramas de los árboles, alborotándola el pelo de fuego. Rió, gozosa, y le abrió los brazos a la mañana. Guille se estremeció, pero abrió la boca de asombro. Los vio. De repente vio a todos los contadores de historias que siempre la acompañaban a ella. Una única vez. Jamás volvería a verlos.

-¿Los ves, Guille?¿Los sientes?



Por fuera, Guille es un adolescente normal. Es todo lo normal que puede llegar a ser una persona de dieciseis años. Por dentro, es un adulto de veintidós.

Y es que la vida no lo ha tratado todo lo bien que debiera, y por eso creció antes. Pero, gracias a ello, todavía puede recordar y comprender, con perfecta claridad, los años oscuros de su corta existencia. Todavía puede rescatar los escasos buenos instantes. Aún es capaz de acordarse de ella. Por eso hoy se ha saltado un importantísimo examen de historia para venir a recordarla. Erin siempre decía que le gustaría morir el mismo día de su cumpleaños, porque así la gente no tendría que acordarse después de la fecha de su muerte y hacerse un lío. Y Erin murió el día de su cumpleaños. Entre los desafinados cumpleañosfeliz de todos sus compañeros y el reparto excitado y alegre de las chuches. De un aneurisma cerebral que la fulminó al instante y la dejó tirada sobre el suelo de la clase, como una preciosa muñequita dormida. Los niños se asustaron primero, luego pensaron que era un juego, y al ver que no se movía, acabaron por deducir que se había desmayado. La maestra debió llegar a esa conlcusión antes de tomarle el pulso. Guille lo supo en el mismo instante en que sus ojos dejaron de brillar, antes de cerrarse y caer. Antes de volver a Irlanda su familia la enterró en un ataúd blanco que a él no le gustó nada, y se quejó porque tendría que haber sido rojo. A Erin le gustaban mucho las cosas rojas como su pelo. Por eso Guille le trae hoy regaliz rojo, su preferido, a la chica pecosa de los fantasmas, para que tenga un regalo el día de su cumpleaños. Y para no olvidarse tampoco de los contadores de historias. Porque ahora lo acompañan a él. Nunca los ve. Pero siempre los siente.





pd: que le pasa al mundo con el amor? se supone que la llegada del otoño e invierno congela los corazones, paraliza los sentimientos. por qué todos hablamos de amor, entonces? no debería quejarme. estoy leyendo luna nueva por quinta vez (la saga entera). mi parte racional se empeña en decir que le gustan mucho los puntos de humor que tiene, que es solo por la risa. mi subconsciencia se arma de paciencia y dice que no. que es por la historia. de amor.

8 comentarios:

Dara dijo...

Los de veintidos no son adultos, siguen siendo unos chavalines.


miau
de
café
con
leche

Anónimo dijo...

Me hubiera encantado conocer a Erin y su pelo rojo.

El amor siempre está por ahí aunque parezca lo contrario =)

Anónimo dijo...

Por favor, que historia! Me has encantado, ay, pero tiene un final tan triste. Creo que soy capaz de ver ese pelo rojizo entre las tinieblas de esta noche oscura.
Muás de kiwi (:

Pd. Tienes razón no me había fijado en las imáganes de los seguidores jaja

Diane Ross dijo...

Feliz cumpleaños, Erin.

Me ha encantado, incluso un par de gotitas trasparentes, de esas que se hacen llamar lágrimas, han luchado con espadas y cañones por salir de mis ojos.

Saludos de colores =)

Lucía dijo...

Me gusta tu texto, el nombre de tu blog y la imagen del principio,jeje.
Un saludo!

Belén dijo...

Estoy con Dara... espero que nunca lleguemos a ser mayores del todo y seguir sintiendo cosas...

Besicos

p.strange dijo...

Me ha encantado la historia,
Guille es cómo yo, o yo soy como él, nolose.
pese a la crudeza de lo que has relatado, el final me ha robado una sonrisa.

(Por lo menos has conseguido robar algo)

________
Yo aborrezco el amor,
pero lo necesito cómo el respirar.
Yo voy por Eclipse, Luna Nueva me provocó más bostezos de los que esperaba.
Por ahora lo dejo apartado y me concentro en mi nuevo descubrimiento. "Flavia de los extraños talentos".
________

Si quieres conseguir un post cómo el mío: Cierra los ojos, coge el primer libro que se te ocurra, abre por una página al azar, y posa el dedo sobre la línea que se te ocurra.
Cópialo, y chachan!

Laury Muñoz dijo...

Me ha encantado.
Quiero conocer a Erin.
Tengo la teoria de que si prestas atencion, puedesver su reflejo en piruletas de corazon.